El socialismo: ni sirve ni funciona, y asesina


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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York
 (Primera parte)
Durante el tiempo que llevo exponiendo mis opiniones de temas polĆ­ticos en diversos artĆ­culos, los cuales ya suman mĆ”s de 100  en este prestigioso medio digital asĆ­ como en otros diarios nacionales e internacionales que han reproducido los mismos en sus pĆ”ginas, he sido coherente, invariable y totalmente renuente a la filosofĆ­a polĆ­tica del socialismo de izquierda  por considerar la misma una idea polĆ­tica  errĆ³nea, abusiva, inservible, criminal y negadora de lo mĆ”s esencial y mĆ”s valioso que tienen los seres despuĆ©s de la vida y la salud: ser libres.

Esta postura que asumĆ­ desde muy joven cuando me encantaba leer libros, revistas, periĆ³dicos, seguir las crisis polĆ­ticas a travĆ©s de los medios audiovisuales, no fue forjada por un mero capricho, sino mĆ”s bien, por leer, escuchar y comparar,  lo que dio fruto a una sincera convicciĆ³n al entender que, lo mĆ”s perverso, inĆŗtil, engaƱoso, mentiroso y revestido de total cinismo e hipocresĆ­a,  son las ideas socialistas de la izquierda polĆ­tica.
Debo reconocer sin embargo, que estos estafadores mentales, los cuales les pintan unos paraĆ­sos idĆ­licos a los mĆ”s desposeĆ­dos y por consecuencia, los mĆ”s vulnerables, son unos sofistas de marca mayor que les hacen ver a sus objetivos, una vida de ensueƱos sin el menor de los esfuerzos para alcanzarla.  En consecuencia, paso a exponer mis criterios en ese tenor, haciĆ©ndolo lo mĆ”s conciso posible y seƱalando algunas de sus fallas y falsedades teĆ³ricas. Veamos.
El socialismo una ideologĆ­a de muerte
Hoy en dĆ­a vivimos en una sociedad bien convulsionada que,  en cierta forma motiva a los mĆ”s jĆ³venes ponerse a la moda con las corrientes polĆ­ticas para “no desentonar” con los demĆ”s. Ser izquierdista y revolucionario forma parte de ello y esa  propaganda maliciosa y bien enfocada la viven ejerciendo en las universidades, colegios y los medio de comunicaciĆ³n masivos que conllevan a las personas a pensar que ser de la izquierda o socialista es estar  “del lado bueno”.  En mi caso particular, lo rechacĆ© desde muy joven y ahora lo hago con mayor vehemencia y conocimiento de causa, al considerar la ideologĆ­a socialista la mĆ”s perversa, infame y asesina en la historia.
Los conceptos polĆ­ticos de tildarse de derecha o de izquierda, tienen su gĆ©nesis posterior a la RevoluciĆ³n Francesa, siendo los Jacobinos en constituirse en el primer movimiento de izquierda en el mundo occidental y a la vez, los primeros en forjar un gobierno con un partido Ćŗnico, cuyo mayor logro polĆ­tico fue haber ejecutado a 35 mil personas por oponerse a sus ideas, imponiendo el terror como arma polĆ­tica.
Posterior a los Jacobinos y ya en pleno siglo XX, llegĆ³ a la cima del poder el socialismo izquierdista por medio del movimiento comunista bolchevique con rasgos ideolĆ³gicos del marxismo-leninismo  y posteriormente el maoĆ­smo y,  a partir de entonces, la humanidad conociĆ³ las barbaries y los asesinatos de millones de seres humanos bajo la Ć©gida comunista, dando pie a los llamados campos de concentraciĆ³n y trabajos forzados a nivel de esclavitud a donde eran llevado los desafectos a los gobiernos socialistas, a la escasez y a la hambruna.
Esta represiĆ³n en contra de todo aquel que pensara diferente a los regĆ­menes izquierdistas, dio paso a una de las mayores matanzas en pleno siglo XX. En la extinta UniĆ³n de RepĆŗblicas Socialistas SoviĆ©ticas (URSS),  se asesinaron a unos 23 millones de personas; La China de Mao Tse Tung, unos 78 millones de muertos;  Viet Nam 1. 7 millones de asesinados; Corea del Norte 1.6 millones de muertos, Camboya 2 millones de muertos, la Europa Oriental  1 millĆ³n de asesinados;  Africa 1.1 millones de muertos;  la AmĆ©rica Latina unos 200 mil fallecidos y AfganistĆ”n unos 1.6 millones de muertos.
Todo esto sin contar los crĆ­menes frutos de las guerrillas apoyadas por Fidel Castro en la AmĆ©rica Latina, como fueron Los Montoneros en Argentina, los del Sendero Luminoso en el PerĆŗ,  las FARC en Colombia, los Sandinistas en Nicaragua, el ELN en Chile,  Farabundo MartĆ­ en El Salvador y los Tupamaros en Uruguay. Toda una estela de sangre, muerte, dolor y sufrimientos a fin de implantar por la fuerza y el terror una ideologĆ­a criminal  y un gobierno totalitario.
Aparte de las barbaridades y atrocidades cometidas en los regĆ­menes totalitarios izquierdistas y los millones de muertos provocados y seƱalados mĆ”s arriba,  se le suma un agravante polĆ­tico-ideolĆ³gico que atenta contra la esencia misma de los seres humanos: cercenar las libertades de los ciudadanos en todos los Ć³rdenes.
El racionamiento de las libertades
 Si hay algo que caracteriza a los gobiernos de la izquierda revolucionaria, es su afĆ”n y empeƱo en recortar, coartar y limitar en su mĆ”xima expresiĆ³n el libre albedrĆ­o de los seres humanos. A los socialistas les es sumamente difĆ­cil gobernar  en un ambiente en donde sus ciudadanos actĆŗen bajo los principios de la libertad plena como se estila en los gobierno democrĆ”ticos.
Basado en ello, fue que el politĆ³logo, filĆ³sofo, escritor, jurista y Senador vitalicio italiano, Norberto Bobbio, siendo miembro del Partido Socialista Unitario, se opuso a la limitaciones de las libertades de los ciudadanos por parte de los gobiernos socialistas, escribiendo en su libro  “Derecha e Izquierda” lo siguiente: “La mĆ©dula ideolĆ³gica del izquierdismo es el igualitarismoEl deseo de hacer iguales a los hombres mĆ”s allĆ” de la igualdad ante la Ley,  lleva a la izquierda a destruir la libre iniciativa y la espontaneidad social”.
Los gobiernos de la izquierda polĆ­tica, limitan todas las libertades posibles inherentes al ser humano. Por ejemplo, la libertad econĆ³mica, religiosa, del libre trĆ”nsito, la de escoger y ser escogido y  la libertad de prensa  la cual es uno de sus objetivos favoritos ya que mediante ello,  limita a sus gobernados conocer la verdad y los manipula teniendo el control de los medios informativos. AsĆ­ los ciudadanos solo leen o escuchan lo que el gobierno quiere que sepan ignorando la real situaciĆ³n.
Es por eso que, organizaciones como “Reporteros Sin Fronteras” que monitorean las libertades de prensa en el mundo, tienen a Cuba, Corea del Norte y China en los Ćŗltimos lugares de la lista por sus negaciones a la libertad de expresiĆ³n. En el caso de Venezuela ya conocemos los abusos, ataques, manipulaciĆ³n, restricciĆ³n del papel para imprimir los diarios y la compra de varios medios escritos, radiales y televisivos por parte del gobierno para manipular y dirigir los medios de comunicaciĆ³n volcados a proyectar de manera favorable la polĆ­tica del gobierno.
La izquierda arruina la economĆ­a y el consumo
Al principio del siglo XX, un afamado economista de nombre Max Weber demostrĆ³ que bajo el socialismo la contabilidad estatal es imposible, en virtud de que la informaciĆ³n econĆ³mica que a su vez es provista por el sistema de precios queda totalmente destruida. Esto se debe principalmente, al que el dinero queda muy limitado y la producciĆ³n y la distribuciĆ³n quedan organizadas bajo un esquema militar como sucediĆ³ en la Europa Oriental, como es el caso de Cuba y actualmente en Venezuela.
En otro de los casos, a pesar de que las empresas pueden utilizar algĆŗn dinero bajo el modelo izquierdista, lo que ella generan como ganancias ya no dependen de las clĆ”sicas demandas de los consumidores como se estila en las naciones capitalistas, ni tampoco de las ofertas dentro el marco de una libre competencia, sino de las disposiciones estatales. De igual manera, ante las violaciones a las leyes econĆ³micas que no distinguen los errores de ninguna lĆ­nea polĆ­tica sea de izquierda o de la derecha, se produce el desajuste econĆ³mico en la producciĆ³n. El  llamado “socialismo real” es el caso clĆ”sico de la economĆ­a estatizada por la izquierda, en donde las empresas pĆŗblicas son premiadas de forma monetaria al cumplir las metas arbitrarias de producciĆ³n establecidas por el Estado.
Esta es la razĆ³n, por lo cual es muy comĆŗn ver en las naciones gobernadas por la izquierda,  el sistema de largas y tediosas colas para que las personas puedan conseguir escasos bienes de consumo masivos, los cuales tienen que ser racionados para que puedan alcanzar para todos. Esto se pudo ver en la Europa Oriental, en la extinta URSS y actualmente en la Cuba de los Castros y en la Venezuela chavista.
Por otra parte, en su quimeras y utĆ³picas ideas de igualar a todos por igual, la izquierda termina arrasando con los incentivos econĆ³micos que lleva al ser humano a producir. Es asĆ­ como comienzan las expropiaciones de empresas, industrias y fĆ”bricas,  la toma de las tierras productivas y el ganado a los terratenientes y ganaderos, limitar las inversiones privadas asĆ­ como los negocios y asumiendo el Estado el control de todo convirtiĆ©ndose en el gran patrĆ³n.
Obviamente,  eso conlleva al alejamiento de los inversionistas y asume en total desencanto a cualquier ciudadano embarcarse en la tarea de producir en vista de que, ni hay incentivos ni sus inversiones y esfuerzos estarĆ”n ni asegurados ni tampoco protegidos. Esto en el argot econĆ³mico se conoce como la “distribuciĆ³n compulsiva” por parte del Estado. En otras palabras, te quitan todo o parte de lo tuyo que tĆŗ has levantado con tus esfuerzo, tiempo y dinero para dĆ”rselo a otro.

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