Hace muchos aƱos dejĆ© de creer en las encuestas que se realizan en la RepĆŗblica Dominicana, no importa que las hagan empresas extranjeras, porque la mayorĆa estĆ”n sesgadas por los intereses polĆticos y econĆ³micos de quienes la patrocinan. El que paga la fiesta es el que mĆ”s goza, dice un refrĆ”n.
La “guerra de encuestas” suele ser una guerra de mentiras, como ocurre en los conflictos bĆ©licos, que la primera vĆctima es la verdad, tanto asĆ que los medios son censurados cuando intentan explicar los hechos de manera objetiva. Es bien sabido que “las encuestas de trabajo” no se publican. Las demĆ”s forman parte de una polĆtica de posicionamiento, de percepciĆ³n, de marketing para vender un producto en el mercado electoral.
En mi trabajo diario no suelo comentar encuestas, sobre todo las que desconozco la firma y el financiador, que ahora, por lo que veo, es un testaferro para cumplir con los requerimientos de la ley, lo que aumenta mĆ incredulidad
La encuesta, en la que sĆ creerĆ© a menos que no se haga un fraude –nada raro en nuestro paĆs- es en la del domingo cuando los militantes del Partido Revolucionario Moderno, menos de un millĆ³n 300, segĆŗn su padrĆ³n, acudan a las urnas para escoger a sus candidatos, y la Junta Central Electoral, como tercero imparcial, ofrezca los resultados. En el PRM no creo que haya mayores dificultades con los resultados por la manera en que sus principales dirigentes han manejado la lucha interna.
La encuesta, en la que se podrĆ” confiar, a menos que el uso de los recursos del Estado para comprar votos y otras indelicadezas, el chantaje a los empleados pĆŗblicos –mĆ”s de 700 mil- con la amenaza de ser cancelados, igual que a los que poseen la Tarjeta Solidaridad y otros subsidios gubernamentales, el 23% del padrĆ³n electoral, para que voten por el candidato del gobierno, pues de lo contrario les quitaran esos beneficios, impida el sufragio transparente que debe caracterizar las elecciones en cualquier parte del mundo. Si no es asĆ, no se podrĆ” crear en esa encuesta directa.
SerĆ” muy difĆcil para la JCE electoral establecer quienes fueron los vencedores dentro del PLD, que estĆ” totalmente fraccionado, con dos grupos, uno en el gobierno haciendo y deshaciendo a manos libres, sin ningĆŗn control, y el otro en la oposiciĆ³n tratando que no lo derroten antes de las elecciones, impunemente.
La democracia desapareciĆ³ en el PLD, al igual que el sentido Ć©tico y moral. Para muchos de sus lĆderes lo Ćŗnico que importa en polĆtica es el resultado. La polĆtica no tiene moral, dijo uno de sus viejos robles. Y Danilo estĆ” decidido a impedir que Leonel gane. Por lo tanto, la “encuesta del voto” el prĆ³ximo sĆ”bado en el PLD estĆ” difĆcil. No sĆ© si podremos confiar en ella, no sĆ© si estarĆ” manipulada y sesgadas como las demĆ”s, y serĆ” imposible aceptar sus resultados, asĆ como asĆ…
Espero que la sangre no llegue al rĆo. De todos modos, si las ambulancias del 9-1-1 no estĆ”n ocupadas llevando gente a votar por Gonzalo, que estĆ”n listas para recoger a los heridos y los muertos. (No creo que el PLD supere la crisis despuĆ©s del domingo 6 de octubre sin una revoluciĆ³n interna)
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