Por: Melvin MaĆ±Ć³n
Entre el 22 de julio del 2019 y el 22 de noviembre del mismo aƱo, en solamente cuatro meses, el paĆs, aun atĆ³nito, ha visto al seƱor Danilo Medina descender del sitial de gran estratega en que el mismo y otros lo habĆan elevado al de hombre errĆ”tico, perturbado y desconectado de la realidad
.
En estos cuatro meses el seƱor Danilo Medina que controlaba la justicia, el congreso y todas las ramas del ejecutivo ha pasado a ser un nĆ”ufrago. Perder el control “de su congreso”, como tantas veces proclamĆ³, no solamente significa que no habrĆ” quien lo rehabilite sino y peor aĆŗn, que no podrĆ” conseguir la aprobaciĆ³n de los prĆ©stamos con los que el PLD se ha acostumbrado a financiar las campaƱas y fraudes electorales.
Danilo Medina era dueƱo real del PLD, de la ComisiĆ³n PolĆtica y del ComitĆ© Central. Al escoger a Gonzalo Castillo e imponerlo a la fuerza se ilegitimĆ³ a lo externo y a lo interno; se equivocĆ³ como la paloma de Rafael Alberti.
Danilo Medina llegĆ³ a creerse en verdad que era un gran lĆder porque los lambones son efectivos; son entornos que promueven las reelecciones incluso antes de que el mismo incumbente la haya acariciado.
En la RepĆŗblica Dominicana de hoy dĆa Danilo Medina es “lĆder” mientras firme los cheques y los decretos y mientras la posibilidad de que siga haciĆ©ndolo o vuelva a hacerlo exista. Danilo no entendiĆ³ eso. Sus luces, que nunca fueron muchas, no alcanzaban para tanto. Sus destrezas como maquinador no son equiparables a una visiĆ³n estratĆ©gica.
Danilo Medina es, a no dudarlo, un tipo trabajador y como administrador polĆtico tambiĆ©n es detallista y paciente. Pudo haber empleado ambas cualidades para hacer un buen gobierno, pero no fue asĆ. Sus celos, la consciencia de su inferioridad intelectual frente a Leonel FernĆ”ndez convertida en obsesiĆ³n y rencor y ese rencor transformado en decisiones polĆticas lo cegĆ³. El odio no lo dejĆ³ ver que Ć©l mismo rehabilitaba a Leonel y que serĆ” Ć©l, no Gonzalo, quien captarĆ” el voto de los peledeistas. CreyĆ©ndose sus propias mentiras y las que le susurran al oĆdo Danilo Medina no se dio cuenta que tratando de excluir a Leonel lo victimizaba.
Las trampas que le tendiĆ³ con la Ley de Partidos y la Ley Electoral fueron anuladas por el descontento local y la intervenciĆ³n externa. Danilo, que lo controlaba todo, en solamente cuatro meses, se ha convertido en un damnificado.
TodavĆa en octubre, el idiota que hace de presidente del CONEP, un insensato, validaba las primarias del 6 de octubre ante la JCE, sin que le correspondiera hacerlo. Pero ya antes Danilo habĆa comprometido al gran empresariado en Consejos, Comisiones, viajes y pendejadas que daban la impresiĆ³n de que lideraba al empresariado que aplaudĆa sus polĆticas, se lucraba de ellas y condonaba sus delitos. Ya Leonel viviĆ³ eso mismo antes que Medina, pero este debiĆ³ darse cuenta de que, asĆ como ese empresariado y mĆ”s de un profesional e intelectual traicionĆ³ y vendiĆ³ a Leonel, asĆ mismo lo venderĆan a Ć©l cuĆ”ndo el momento llegara y ese momento ya se asomĆ³, de hecho, ya estĆ” aquĆ.
Danilo llegarĆ” a mayo del aƱo prĆ³ximo arrastrĆ”ndose, gateando, pataleando, viendo como a su alrededor lo traicionan los mismos que lo han aplaudido, los que le dijeron gran lĆder. Sin congreso, sin prestamos, desacreditado, inhabilitado, deslegitimizado y rodeado de oportunistas y delincuentes, Danilo no tiene ni siquiera la esperanza de que su candidato gane porque Gonzalo no avanza ni vaciando las bĆ³vedas del Banco Central. No avanza porque sea torpe, hable mal y no articule discurso.
Gonzalo no avanza porque todo el mundo sabe que Ć©l es una creaciĆ³n de Danilo y lleva, no la sangre nueva que anunciaron, sino la sangre sucia, ilegĆtima del fraude que perpetraron.
Danilo todavĆa es capaz de intentar cualquier diablura, pero no tiene posibilidad alguna de terminar bien. AdemĆ”s de corrupto pasarĆ” a la historia como el destructor real y efectivo de una grande, aunque perversa, maquinaria polĆtica que ha sido el PLD y ese, acaso, es lo Ćŗnico por el cual lo recordaremos, pero tampoco servirĆ” para concederle indulgencias porque, agradecemos el servicio, pero no es para tanto.
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