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domingo, 24 de noviembre de 2019

DANILO MEDINA: DEL CONTROL ABSOLUTO AL FRACASO TOTAL

Por: Melvin Mañón
Entre el 22 de julio del 2019 y el 22 de noviembre del mismo año, en solamente cuatro meses, el país, aun atónito, ha visto al señor Danilo Medina descender del sitial de gran estratega en que el mismo y otros lo habían elevado al de hombre erråtico, perturbado y desconectado de la realidad
.
En estos cuatro meses el señor Danilo Medina que controlaba la justicia, el congreso y todas las ramas del ejecutivo ha pasado a ser un nĂĄufrago. Perder el control “de su congreso”, como tantas veces proclamĂł, no solamente significa que no habrĂĄ quien lo rehabilite sino y peor aĂșn, que no podrĂĄ conseguir la aprobaciĂłn de los prĂ©stamos con los que el PLD se ha acostumbrado a financiar las campañas y fraudes electorales.
Danilo Medina era dueño real del PLD, de la Comisión Política y del Comité Central. Al escoger a Gonzalo Castillo e imponerlo a la fuerza se ilegitimó a lo externo y a lo interno; se equivocó como la paloma de Rafael Alberti.
Danilo Medina llegĂł a creerse en verdad que era un gran lĂ­der porque los lambones son efectivos; son entornos que promueven las reelecciones incluso antes de que el mismo incumbente la haya acariciado.
En la RepĂșblica Dominicana de hoy dĂ­a Danilo Medina es “lĂ­der” mientras firme los cheques y los decretos y mientras la posibilidad de que siga haciĂ©ndolo o vuelva a hacerlo exista. Danilo no entendiĂł eso. Sus luces, que nunca fueron muchas, no alcanzaban para tanto. Sus destrezas como maquinador no son equiparables a una visiĂłn estratĂ©gica.
Danilo Medina es, a no dudarlo, un tipo trabajador y como administrador político también es detallista y paciente. Pudo haber empleado ambas cualidades para hacer un buen gobierno, pero no fue así. Sus celos, la consciencia de su inferioridad intelectual frente a Leonel Fernåndez convertida en obsesión y rencor y ese rencor transformado en decisiones políticas lo cegó. El odio no lo dejó ver que él mismo rehabilitaba a Leonel y que serå él, no Gonzalo, quien captarå el voto de los peledeistas. Creyéndose sus propias mentiras y las que le susurran al oído Danilo Medina no se dio cuenta que tratando de excluir a Leonel lo victimizaba.
Las trampas que le tendiĂł con la Ley de Partidos y la Ley Electoral fueron anuladas por el descontento local y la intervenciĂłn externa.  Danilo, que lo controlaba todo, en solamente cuatro meses, se ha convertido en un damnificado.
Todavía en octubre, el idiota que hace de presidente del CONEP, un insensato, validaba las primarias del 6 de octubre ante la JCE, sin que le correspondiera hacerlo. Pero ya antes Danilo había comprometido al gran empresariado en Consejos, Comisiones, viajes y pendejadas que daban la impresión de que lideraba al empresariado que aplaudía sus políticas, se lucraba de ellas y condonaba sus delitos. Ya Leonel vivió eso mismo antes que Medina, pero este debió darse cuenta de que, así como ese empresariado y mås de un profesional e intelectual traicionó y vendió a Leonel, así mismo lo venderían a él cuåndo el momento llegara y ese momento ya se asomó, de hecho, ya estå aquí.
Danilo llegarĂĄ a mayo del año prĂłximo arrastrĂĄndose, gateando, pataleando, viendo como a su alrededor lo traicionan los mismos que lo han aplaudido, los que le dijeron gran lĂ­der. Sin congreso, sin prestamos, desacreditado, inhabilitado, deslegitimizado y rodeado de oportunistas y delincuentes, Danilo no tiene ni siquiera la esperanza de que su candidato gane porque Gonzalo no avanza ni vaciando las bĂłvedas del Banco Central.  No avanza porque sea torpe, hable mal y no articule discurso.
Gonzalo no avanza porque todo el mundo sabe que él es una creación de Danilo y lleva, no la sangre nueva que anunciaron, sino la sangre sucia, ilegítima del fraude que perpetraron.
Danilo todavĂ­a es capaz de intentar cualquier diablura, pero no tiene posibilidad alguna de terminar bien. AdemĂĄs de corrupto pasarĂĄ a la historia como el destructor real y efectivo de una grande, aunque perversa, maquinaria polĂ­tica que ha sido el PLD y ese, acaso, es lo Ășnico por el cual lo recordaremos, pero tampoco servirĂĄ para concederle indulgencias porque, agradecemos el servicio, pero no es para tanto.

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