Las lecciones de la prueba PISA


Las lecciones de la prueba PISA

Leonel FernƔndez
Santo Domingo, RD
La sociedad dominicana ha sido estremecida con la reciente publicaciĆ³n de los resultados de la Ćŗltima prueba del Programa Internacional para la EvaluaciĆ³n de Estudiantes, mejor conocido como Informe PISA, realizado durante el segundo semestre del 2018.

En esa evaluaciĆ³n, los estudiantes dominicanos empeoraron su condiciĆ³n acadĆ©mica en relaciĆ³n a los resultados obtenidos en la anterior prueba PISA, llevada a cabo tres aƱos atrĆ”s, en el 2015.
En ambos casos, los resultados fueron pavorosos. La RepĆŗblica Dominicana aparecĆ­a en los Ćŗltimos lugares de 77 paĆ­ses participantes en las tres Ć”reas sujetas a evaluaciĆ³n, esto es, lectura comprensiva, matemĆ”ticas y ciencias.
En el Ć”mbito nacional, dichos resultados concitaban la atenciĆ³n debido, principalmente, a que se consideraba que como consecuencia de la aplicaciĆ³n del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) a la educaciĆ³n, esta, al cabo de 7 aƱos, experimentarĆ­a un cambio considerable hacia la mejorĆ­a de su calidad.
Lo que los resultados de la prueba PISA ponen en evidencia es que no ha sido asĆ­. La idea de un 4% del PIB para la educaciĆ³n fue enarbolada por la generalidad de los sectores sociales de la RepĆŗblica Dominicana, ya que se consideraba entonces que con el mero incremento de ese porcentaje de inversiĆ³n en educaciĆ³n, se producirĆ­a, en forma automĆ”tica, un mejor desempeƱo en la relaciĆ³n enseƱanza aprendizaje de los estudiantes dominicanos.
La inversiĆ³n en educaciĆ³n en nuestro paĆ­s venĆ­a creciendo de manera gradual.
En el aƱo 2004, el presupuesto en el Ɣrea educativa era de 11 mil millones de pesos, equivalente al 1.5% del PIB. Ocho aƱos despuƩs, en el 2012, era de 58 mil millones de pesos, lo que equivalƭa a un aumento presupuestario de 500% en ese periodo. Eso, a su vez, representaba el 2.8% del PIB.
A pesar de que en el sistema educativo nacional se habĆ­an presentado varios planes decenales de educaciĆ³n, la solicitud del 4% del PIB a la educaciĆ³n, o 16% del presupuesto, prevista en la Ley 66-97, no dispuso de un plan estratĆ©gico claro de hacia donde se encauzarĆ­a la educaciĆ³n en la RepĆŗblica Dominicana.
Con los nuevos recursos se procediĆ³ a la construcciĆ³n de escuelas, a la ampliaciĆ³n del programa de alimentaciĆ³n escolar, a la creaciĆ³n de estancias infantiles y a la implementaciĆ³n de la tanda extendida.
No cabe dudas de que todo eso ha sido valioso y ha respondido, ademƔs, a necesidades y carencias del sistema escolar nacional.
Sin embargo, lo que ha estado ausente en ese proceso es una polĆ­tica educativa orientada hacia la creaciĆ³n de nuevos contenidos curriculares y aplicaciĆ³n de tĆ©cnicas pedagĆ³gicas que conduzcan al desarrollo de competencias cognitivas susceptibles de ser aplicadas en la soluciĆ³n de problemas en la vida diaria.
Dos modelos educativos Los sistemas educativos, a nivel mundial, estĆ”n estrechamente relacionados con las necesidades y el avance socio-econĆ³mico de los pueblos.
Durante el siglo XX, el modelo educativo predominante fue organizado con la finalidad de crear las competencias requeridas en los ciudadanos para su incorporaciĆ³n al mundo industrial.
Durante las Ćŗltimas dĆ©cadas, sin embargo, ha habido un proceso de transiciĆ³n hacia otro mĆ”s proclive a lo que en la actualidad se identifica como la sociedad del conocimiento.
En el primer modelo, o enfoque tradicional, la educaciĆ³n estaba centrada en el maestro. En el nuevo sistema, por el contrario, la instrucciĆ³n estĆ” enfocada en el estudiante.
En el viejo modelo industrial, los mĆ©todos de enseƱanza se concentraban en la difusiĆ³n del conocimiento en forma de instrucciĆ³n directa.
Los estudiantes, de esa manera, se convertĆ­an en meros receptores pasivos de la informaciĆ³n.
En el manejo del contenido educativo, en el viejo sistema predominaba la memorizaciĆ³n de los hechos y la nociĆ³n de verdad absoluta.
El maestro, en ese sentido, era considerado infalible.
Las distintas asignaturas eran abordadas de manera individual y en forma independiente.
No se establecĆ­a ninguna relaciĆ³n entre las distintas disciplinas.
En el nuevo modelo de sociedad del conocimiento, el objetivo principal de la educaciĆ³n consiste en lograr que los estudiantes puedan aplicar los conocimientos y habilidades adquiridos.
En el nuevo enfoque, los estudiantes estƔn agrupados de forma dinƔmica, en aulas abiertas. Se crean diferentes grupos al dƭa, de distintas edades, en base al interƩs o habilidades demostrados en cada tema.
En los mĆ©todos de enseƱanza se hace hincapiĆ© en actividades de Ć­ndole prĆ”ctica; la realizaciĆ³n de descubrimientos por los propios estudiantes; y la promociĆ³n de capacidad para trabajar en equipo.
En la sociedad del conocimiento, los temas son abordados de manera interdisciplinaria; y la enseƱanza estĆ” basada en la realizaciĆ³n de proyectos, utilizando recursos audiovisuales, bases electrĆ³nicas de datos y textos digitales.
El futuro de la educaciĆ³n
Uno de los problemas que enfrenta la educaciĆ³n en un paĆ­s como la RepĆŗblica Dominicana es que aun sin haber sido eficiente en el viejo modelo de la sociedad industrial, tiene, sin embargo, que realizar el trĆ”nsito hacia el nuevo modelo de la sociedad del conocimiento.
La importancia de la prueba de PISA no radica en que los jĆ³venes estudiantes de un paĆ­s determinado hayan tenido mayor o menor puntuaciĆ³n, sino que permite establecer comparaciones, a nivel global, de la necesidad de desarrollar competencias bĆ”sicas, de lectura comprensiva, para descifrar el significado de lo escrito; de desarrollo del pensamiento abstracto, a travĆ©s de las matemĆ”ticas; y del descubrimiento de su entorno fĆ­sico y social por medio de la ciencia.
En base a esas comparaciones se puede establecer si se necesita o no hacer reformas en el sistema educativo; y en el caso de que tengan que realizarse, cuƔles referencias internacionales existen de buenas prƔcticas.
En el Ɣmbito nacional, ademƔs de las Ɣreas mencionadas de lectura comprensiva, matemƔticas y ciencia, se hace imprescindible promover el dominio de nuestra lengua materna, el aprendizaje del inglƩs y otras lenguas extranjeras; fomentar el conocimiento de las ciencias sociales; de las humanidades; de las artes; y de valores cƭvicos.
Para tener ciudadanos competentes en la sociedad del conocimiento, la educaciĆ³n dominicana estĆ” en la necesidad de estimular el desarrollo del pensamiento crĆ­tico y la capacidad de resoluciĆ³n de problemas.
Tiene que incentivar la creatividad y la innovaciĆ³n; el trabajo en equipo; el desarrollo de capacidades de liderazgo; alfabetizaciĆ³n digital; y anĆ”lisis crĆ­tico de medios.
De igual manera, es imprescindible desarrollar una conciencia ambiental; una comprensiĆ³n de lo global; sentido de profesionalidad; y carĆ”cter Ć©tico en las relaciones humanas.
DeberĆ” predominar un concepto de educaciĆ³n permanente a lo largo de la vida; y de asimilaciĆ³n de tĆ©cnicas que permitan el auto aprendizaje.
En el futuro, la RepĆŗblica Dominicana requerirĆ” que se invierta aĆŗn mĆ”s del 4% del PIB en educaciĆ³n. Pero, para que eso resulte en una educaciĆ³n de calidad, serĆ” importante determinar la cantidad de esos recursos que lleguen especĆ­ficamente al aula, que es el espacio en el que verdaderamente se produce la transformaciĆ³n social.
En ese contexto, el maestro dominicano del siglo XXI serĆ” un profesional calificado. SerĆ” un lĆ­der que incentiva conocimientos.
SerĆ” una fuente de inspiraciĆ³n, un constructor de la naciĆ³n y un reformador social.

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