El presidente Danilo Medina, carga sobre sus hombros desgastados al Partido de la LiberaciĆ³n Dominicana (PLD), el cual no tiene ninguna posibilidad de ganar las elecciones municipales del 16 de febrero ni las presidenciales y congresuales del 17 de mayo del 2020.
Medina, acorralĆ³ y humillĆ³ a su archirrival interno, Leonel FernĆ”ndez, presidente del PLD y tres veces de la RepĆŗblica, hasta provocar su renuncia y convertirse en el lĆder absoluto de la organizaciĆ³n.
Sin embargo, el Ć©xito de su victoria interna, a costa de la divisiĆ³n del partido morado, ejemplo durante muchos aƱos de cohesiĆ³n interna y disciplina partidaria, muy probablemente, se convertirĆ” en un factor trascendental para la derrota que sufrirĆ” su partido en las elecciones del 2020.
Las desafortunada promesa que le hizo el presidente, Danilo Medina, el dĆa 13 de enero, a sus candidatos a cargos municipales, refleja su estado de desesperaciĆ³n frente a la inminente derrota de su partido.
Caracterizado por un imperturbable y taimado comportamiento polĆtico, Danilo Medina, se saliĆ³ de su guion y le subiĆ³ la moral a sus candidatos, asegurĆ”ndoles que las elecciones las gana el partido con mayor capacidad de movilizaciĆ³n de personas.
Naturalmente, al escuchar el planteamiento de su presidente y lĆder, los candidatos morados, seguramente se sintieron animados, por entender que para movilizar a los electores es necesario disponer de recursos econĆ³micos, los cuales les sobran al partido de gobierno.
Por tal razĆ³n, a continuaciĆ³n, el lĆder del PLD les prometiĆ³ “recursos suficientes” a todos los candidatos para llevar a los ciudadanos a votar. Claro estĆ”, estos recursos, en su inmensa mayorĆa, saldrĆ”n de los bolsillos de los contribuyentes. Una vez mĆ”s, los gobiernos del PLD pretenden utilizar los recursos del Estado para intentar retener el poder.
Otro aspecto relevante tratado por el presidente, Medina SĆ”nchez, con el propĆ³sito de inyectarle optimismo a sus candidatos, fue el relativo a la baja concurrencia de electores que se proyecta para las elecciones municipales, animĆ”ndolos a consolidar el voto duro del partido y, por supuesto, a comprar los votos necesarios para ganar las elecciones.
RecordĆ³ tambiĆ©n, el presidente, que el voto de los regidores es preferencial, del cual fue su intransigente impulsor, por lo que me imagino que en ese momento se regocijĆ³ por el conveniente resultado de su bien planificada decisiĆ³n. De esta manera, el lĆder del partido oficial, le abriĆ³ los ojos a sus 1,164 candidatos a regidores y sus 735 candidatos a vocales, para que, cada uno de ellos, invierta los prometidos recursos en la compra de votos para ganar sus candidaturas y hacer ganar a los alcaldes.
Finalmente, el propĆ³sito del PLD y su lĆder es ganar las alcaldĆas con el arrastre de los regidores, en manos de los cuales se colocarĆ” el dinero prometido para la compra de votos, motivado por el hecho de que al votar por el regidor de su preferencia el elector lo harĆ”, al mismo tiempo, por el candidato a alcalde.
Tanto la Junta Central Electoral como las juntas electorales tienen la obligaciĆ³n de hacer que el partido de gobierno cumpla con el mandato del artĆculo 211 de la ConstituciĆ³n PolĆtica, que las responsabiliza de garantizar la libertad, transparencia, equidad y objetividad de las elecciones.
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