Altagracia Salazar es periodista a tiempo completo. En los avatares del oficio, se ha forjado un nombre que es orgullo de este paĆs, siempre en defensa de las causas mĆ”s justas de la sociedad dominicana.
AutĆ©ntica siempre, sin poses ni alardes de grandeza. AsĆ la conocĆ comenzando la dĆ©cada de los ´80 en la Facultad de Humanidades de la UASD. Y asĆ ha seguido su trayectoria.
Coincidimos para el mismo tiempo en la carrera de periodismo. Siempre fue inquieta en las clases, y solidaria para con todos sus compaƱeros y compaƱeras.
AĆŗn a distancia y cuando duremos meses o aƱos sin vernos, aprecio su amistad, valoro el desarrollo y avance que ha obtenido con su propio esfuerzo en el oficio que nos tocĆ³ escoger. Su trayectoria profesional estĆ” ahĆ, a la vista de todos.
En su ya dilatado tiempo en el periodismo, siempre se ha colocado del lado de las mejores causas del pueblo dominicano. Ha sabido enhestar con gallardĆa la bandera de la dignidad, y cada tema que trata en sus comentarios los hace siempre ceƱido al rigor profesional, aĆŗn cuando tenga que poner el dedo sobre la llaga, o llamar al pan y al vino por sus respectivos nombres.
Identificada siempre con los mĆ”s vulnerables en el plano social, La Morena (como tambiĆ©n la llamamos) nunca ha traicionado sus principios de mujer honesta, Ćntegra, solidaria y entregada a las causas mĆ”s justas del pueblo dominicano.
Su denuncia es permanente contra los polĆticos corruptos que roban lo que pertenece a todos por igual en este sufrido pueblo; contra los crĆmenes que se cometen para daƱar el medio ambiente; el trĆ”fico de influencias, entre otros tantos males.
Altagracia es periodista que conoce su paĆs. Los mĆ”s necesitados tienen en ella una defensora a tiempo completo. Los campesinos que luchan de sol a sol por tratar de cambiar su muy limitada forma de sobrevivencia. Sin pecar de exagerado, es la voz de los que no pueden hacerse oir.
Sabe como el que mƔs de las penurias de los caficultores, de los pequeƱos ganaderos, los parceleros que ven llegar sus cosechas para solo pagar deudas. TambiƩn de los daƱos incalculables provocados por manos poderosas, y no tan poderosas, a las ya escasas zonas de bosques que quedan en esta media isla.
Y ha sido la voz de los obreros que se fajan a tiempo completo por salarios que apenas alcanzan para lo indispensable.
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